Tomo una botella de vino
y me voy a beberla entre las flores.
Siempre somos tres,
contando a mi sombra y a mi amiga, la Luna.
Cuando canto, la Luna me escucha,
cuando bailo, mis sombra también baila.
Terminada la fiesta...
Los invitados deben partir.
Yo..., desconozco esa tristeza:
cuando marcho a mi casa,
siempre somos tres:
¡me acompaña la Luna y me sigue mi sombra!
martes, 30 de junio de 2009
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